El Lupanar es quizás uno de los lugares más conocidos e intrigantes de Pompeya, siendo el burdel de la ciudad. Situado en una posición central, este edificio ofrece una visión única y fascinante de la vida social y sexual de los antiguos pompeyanos. El término "lupanar" proviene del latín "lupa", que significa loba, un eufemismo para prostituta.

El Lupanar está compuesto por varias pequeñas habitaciones, cada una con una cama de piedra y frescos eróticos sobre ella. Estos frescos representan diversas posiciones sexuales y probablemente servían tanto como decoración como "menú" para los clientes. Las imágenes son sorprendentemente explícitas y detalladas, ofreciendo una visión clara de las prácticas y preferencias sexuales de la época.

Los frescos fueron realizados con gran maestría y muestran una variedad de estilos y escenas, sugiriendo que el lupanar era frecuentado por una clientela diversa. Las pequeñas habitaciones estaban equipadas con puertas, ofreciendo cierta privacidad a los clientes y a las prostitutas, que eran en su mayoría esclavas o mujeres de baja condición social.

El lupanar era un lugar frecuentado por hombres de todas las clases sociales, y los grafitos grabados en las paredes atestiguan las interacciones entre los clientes y las prostitutas. Estos grafitos incluyen nombres, mensajes amorosos y a veces comentarios humorísticos, ofreciendo una perspectiva viva y directa de la vida social de la ciudad.

Visitar el lupanar ofrece una comprensión profunda de cómo se organizaba y aceptaba la prostitución en la sociedad romana. Este edificio, con sus detalles arquitectónicos y decorativos, cuenta una historia compleja y fascinante de una de las actividades más antiguas del mundo.